viernes, 8 de diciembre de 2017

Historias de un Infierno XIII





“Lo entenderás cuando tengas hijos”

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Medianoche. A solas, fumando, sin hacer nada relevante, como cada noche de los últimos años de mi miserable vida.

Suena mi teléfono. Un vecino que también es de mis mejores amigos. Está perdidamente borracho. Me dice gritando que vaya con él a tomarme una cerveza.

No sé por qué, pero, lejos de negarme como normalmente hago, salgo y lo hallo en la calle, junto con un conocido de por ahí que es velador de un edificio aledaño.

Mi amigo tiene 26 años, está casado con una chica de 30, y tienen un bebé de 1 año. Lleva trabajando desde hace ya tiempo. Actualmente está trabajando en Soporte Técnico en una muy reconocida universidad, la cual le ofreció una beca para estudiar ahí mismo paralelo a su trabajo. Así hizo estos últimos meses, pero reprobó y tuvo que dejar la escuela para poder atender por completo su trabajo en la misma (y poder asegurar la paga para mantener a su familia).

Resumiendo el trayecto: tras algo de forcejeo y verlo vomitar, accedemos el velador y yo a acompañar a mi amigo a un 7-Eleven a comprar cerveza. Nos la niegan por la ley absurda de esta ciudad, la cual prohíbe la venta de bebidas alcohólicas de 12 a 7 a.m., así que regresamos a dejarlo en la puerta de su casa.

Justo cuando pensamos que ya se iba a meter sin hacer (más) escándalo, empieza a desahogarse.

-Me siento un pobre pendejo - dice entre sollozos, gritos y las clásicas pausas de la borrachera -. Yo, que toda mi vida he sacado la casta, ahora no pude. No pude sacar la carrera. Neta soy un pobre pendejo.

El velador y yo intentamos tranquilizarlo, diciéndole que es muy difícil estudiar, trabajar y encima cuidar a un hijo al mismo tiempo, y demás cosas para intentar hacer entrar un poco en razón a alguien pasado de copas. Pero él se aferra, y continúa desahogándose.

-¿Sabes qué me emputa?
*enciende un cigarro*
¿Sabes?
*pausa por la borrachera*
Te lo voy a decir, así, al chile, lo que me emputa
*pausa*
Mi jefe (laboral) me la cantó. Me dijo
*fuma*
cuando vio que no podía, que me estaban cargando la mano en la chamba y estaba reprobando y que ya quería dejar la escuela, me dice
*pausa, exhala el humo*
“¿A poco no puedes? ¿Qué le vas a decir a tu hijo? ¿Que no pudiste?”
*fuma*
No mames. ¡NO MAMES! ¿Sabes qué sentí
*pausa*
cuando me dijo eso? Dije ‘No mames, voy a sacar la casta. y le voy a demostrar a estos pendejos ‘Mira cabrón, aquí está mi título’. ¡Y VE! ¡NO PUDE!
*exhala*
ESO es lo que me emputa. ¡ME EMPUTA! ¡NO MAMES! ¿Qué le voy a decir a mi hijo?
*brotan sus lágrimas*
¿Qué le voy a decir? ¿Que su padre es un pobre pendejo?

Tanto el velador como yo intentamos calmarlo. Lo único que se nos ocurre a ambos decirle es que no es ningún pendejo, que se está rompiendo la madre por él, y todos sus derivados. Intentando animarlo, empiezo a decir lo que se me ocurre. Le digo que su hijo siempre va a estar orgulloso de él, sea lo que sea, por el simple hecho de ser su padre. Que si él no pudo terminar la carrera es porque estudió, trabajó y llegaba a casa a hacer tarea y convivir con su hijo. Que malo sería que lo abandonase junto con su madre. Que fuese por cigarros y nunca volviese, a diferencia de como hace, que siempre ha regresado con su cajetilla nueva. Que no importa quién o qué sea, que el amor de los hijos es incondicional.

-Eso es lo que más me emputa. Sí, le voy a decir
*enciende otro cigarro*
que su jefe es un pendejo. Que sin estudios salió adelante y es más verga que cualquier Licenciado o Ingeniero que le pongan enfrente
*exhala*
pero que le pagan una mierda porque está sobrecalificado, como en todas mis chambas, pero como no tengo la carrera, vale verga el sueldo.
*pausa*
¿Entonces qué? Cuando quiera dejar la escuela ¿eso le voy a decir? ‘No, tienes que acabar la carrera’ ¿Como quién? ¿Como yo?
*lágrimas*
¿Como el pendejo de su padre, que no pudo terminar la carrera? ¿Eso le voy a decir? ¿Que si no puede pues ya que se rinda, que se entregue al alcohol y quede como un pendejo? ¿Como su padre?

Silencio

-¿Eso le voy a decir? ‘Ay hijito, si no puedes pues ya ni modo. Te irá bien en la vida. Veme a mí, que trabajo como pendejo y gano una mierda porque no tengo una carrera y no pude sacarla cuando tuve la oportunidad’
*otro cigarro*
¿Eso le voy a decir a mi hijo? ¿Que su padre es un pobre pendejo? ¿Eso le voy a decir cuando pregunte que para qué va a estudiar? ¿Cuando quiera empezar a tomar o a fumar? ¿Quién voy a ser yo para decirle que no?

Silencio total.







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Llevo más de 4 años (casi desde que empecé a vivir solo) siendo pareja de una mujer muucho mayor que yo, madre soltera por cierto. Desde hace 2 meses (contando desde la última vez que tuvimos sexo) tuvo un retraso menstrual, y yo he vivido un infierno todo este tiempo. Tenía varios síntomas de embarazo. Se hizo una prueba de las que venden en la farmacia, la cual marcó negativo y fue para mí un auténtico alivio. 15 días después, que aún tenía los síntomas (náusea, inflamación del pecho, mareos, dolores cerca de la zona uterina y la ausencia total de la menstruación), por recomendación de sus amigas, me hizo saber que se iba a hacer una 2da prueba (ya que según ellas, si iba a un ginecólogo para conocer el porqué de los síntomas, la iba a mandar hacerse una 2 prueba, sólo para descartarlo bien, así que se ahorraría doble consulta). Fue tema para varias discusiones con ella y el vivo terror en mí. Nunca he querido tener hijos, aunque ni yo mismo sabía por qué. La sola idea me aterra más que cualquier mala noticia que pudiese recibir. Pero tras 2 días de angustia (ella no parecía tener mucha prisa en hacérsela, así que dejó pasar un par de días para ello), finalmente salió también negativa, y yo respiré.

Sin embargo, los síntomas no cedían, y llegado el 2do mes, seguía sin “bajarle”. No faltaban las anécdotas de que las pruebas de orina no siempre son certeras, o que “una comadre no sentía nada, las pruebas salían negativas, y de repente ya tenía 5 meses”. Una doctora le dijo que se hiciese una prueba de embarazo en sangre, que con esa no había falla. y ya que presentaba los síntomas, viví los peores días de angustia en estos últimos años, si no es que de toda mi vida. Transcurrieron 4 o 5 días entre que se decidió por ir a un laboratorio a que le tomaran la muestra de sangre, y el tiempo que pasó en que entregasen los resultados. No podía dormir, ni comer, ni estaba de humor para nada. Viví aterrado hasta el punto de la locura. Yo mismo pensaba que era un miedo infantil, quizá a la responsabilidad, pero esos días aprendí que en verdad me provoca un pánico superior a mí, aunque seguía sin entender bien el porqué.
Respiré y dormí plácidamente hace 3 días, cuando entregaron los resultados y salió también negativo (y de paso descubrimos que todos esos síntomas son de premenopausea)


Hasta ahora que escuché a mi amigo hablar de su frustración, entendí por qué el pánico hacia tener hijos. Parado frente a él, viéndolo llorar, en el silencio total, sólo interrumpido por el viento y algunos autos que pasaban, me quedó claro.


De haber quedado embarazada esta mujer ¿Qué hubiese hecho? ¿Tendría algo mejor qué decirle a mi hijo? ¿Que su padre, de niño, era un pobre chamaco pendejo que no dejaba de llorar en la escuela? ¿Que nunca supo pelear ni defenderse de los demás? ¿Que toda su vida tuvo sobrepeso y hasta su propia familia lo despreciaba por ello? ¿Que causó tanto asco entre las niñas por estar gordo que, el día que decidió bajar de peso por gustarle a una chica en la preparatoria (que al final ni lo peló) estaba tan acomplejado que jamás se dio cuenta (ni pudo aceptar cuando otros amigos se lo decían) que le gustaba a muchas otras chicas ahora que estaba delgado? ¿Que se enamoró perdidamente de una chica en la universidad, a quien, tanto a ella como a todas las mujeres con las que ha tenido algún quever, descuidó totalmente porque no podía superar sus antiguos complejos? ¿Que, a diferencia de los analfabetas de sus padres, tuvo acceso a la educación privada, y no terminó la carrera porque reprobó por retomar el negocio familiar, y que al final terminó de joyero de tiempo completo y ya no pudo dedicarse a lo que estudió porque, para variar, no terminó la puta carrera? ¿Que ahora es pareja de una mujer mayor que él porque, como volvió a engordar mórbidamente, nunca ha sentido que podría gustarle a una chica de su edad? ¿Que a sus 32 años no posee nada, nunca ha tenido coche propio, jamás ha podido guardar más de 30 mil pesos, y sigue los pasos de su propio padre: borracho, fumador y sin futuro alguno más que vender joyas para medio sobrevivir?...



Mi padre…



A mi padre siempre lo alabaron porque le gusta cantar. Sólo canta canciones rancheras, y mucha gente me ha dicho que canta bonito, y (según) yo heredé su voz. Se quiso lanzar como cantante profesional, y no sé si fue porque no tuvo contactos, o una voz como la de Jorge Negrete o Vicente Fernández, el caso es que sus sueños se vieron en la basura. Todos los recuerdos que tengo de él son verlo en la sala, emborrachándose y fumando, junto a una casetera vieja donde grababa pistas de canciones rancheras y se ponía a cantar y grabar su voz sobre las pistas (un karaoke manual de aquél entonces), para después regalar las cintas a sus amigos y conocidos.

Me cae el veinte. Pudo haber muchas razones por las que nunca fue cantante profesional, pero la que me parece más coherente es que dejó todo porque se casó y tuvo hijos. Me doy cuenta que he sido muy injusto con él. Lo odié mucho tiempo, con el argumento que jamás aportó gran cosa en casa. Que nunca fue buen ejemplo. Que se la vivía borracho. Que engañaba a mi madre. Siempre me prometí estudiar y ser alguien en la vida, para no acabar como él, vendiendo joyas y viviendo al día… y terminé igual.
Y a pesar de todo, él aún me busca, pregunta si estoy bien, si tengo dinero para comer, etc. Se preocupa por mí, aún cuando no terminé la carrera, ni soy popular entre las mujeres (a diferencia de él o mi hermano), ni he logrado un patrimonio a estas alturas. Me quiere, aún siendo yo una mierda como hijo (o como ser humano, para el caso).

Aún cuando al final abandonó sus sueños por sus hijos...


El amor. Esa madre que nos hace dejar que la vida nos haga mierda, consuma nuestros sueños, se beba nuestras lágrimas y se regocije con nuestro dolor en pos de algo o alguien más.



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Volteo a ver al velador. Su risa por ver a mi amigo borracho se ha apagado por completo, y sólo mira al suelo, con su realidad dándole vueltas. Aunque casi no lo conozco, sé que tiene 3 hijos, y que él está como yo. Trabajando de velador porque no tiene ni estudios ni conocimientos profesionales para hacer otra cosa. Supongo se quedó pensando en lo mismo que yo.


Tomo aire, enciendo un cigarro, y le digo a mi amigo

-Respóndeme a esto. ¿Quién es más chingón? ¿Tú, o tu papá?
-No pues, yo - dice, tras encender otro cigarro.
-¿Y tu jefe se avergüenza de ti por tus errores, o por lo que eres?
-No wey, para nada. Está bien feliz desde que le di un nieto.
-¿Y no crees que tu hijo va a ser más vergas que tú? ¿O tú dejarías de quererlo fuese lo que fuese?

No hace falta decir más. Entre toda su borrachera está entendiendo todo lo que le estoy diciendo. Se enjuga las lágrimas y empieza a sonreír. El velador alza la cabeza y sonríe al ver que ya se ha calmado. Nos abrazamos, se mete a su casa, y el velador y yo tomamos caminos separados.




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“Lo entenderás cuando tengas hijos”.

Ya no hizo falta, jefe... Discúlpame por favor.